Entrevistas

¿2023? Me gustaría que Donostia fuera una ciudad abierta, que abra su alma y tenga cierto perfume de libertad y complicidad

Fernando Bernués

Director cultural de DSS2016EU

Entra por la oficina besando a sus compañeras y con un dibujo de Zumeta que su nieta acaba de regalarle. Desborda simpatía, es delicado y su asertividad brota por todos sus poros.

Fernando Bernués (Donostia/San Sebastián, 1961) conforma junto a Igor Otxoa la nueva dirección cultural de DSS2016EU.

Con él hemos querido iniciar esta nueva sección de nuestro boletín, dedicada a la Capitalidad donostiarra. El director artístico de 2016 habla claro sobre la actual situación, las dificultades y sobre todo la oportunidad que supone ser Capital Europea de la Cultura 2016.

Un día con él, en la  oficina, es todo menos aburrido.

 

En el plano personal

Primero de todo, queremos darle la enhorabuena porque aunque queda lejos ya, gran parte del logro de la Capitalidad ante el jurado se la atribuyen a usted y a la puesta en escena que elaboró.

¿A veces los pequeños detalles son los que convierten un proyecto en algo grande?

La Capitalidad se logró por el trabajo de muchísima gente, no sólo las personas del equipo sino también muchas personas que, desde el principio, trabajaron en talleres y que desde la participación aportaron ideas, contenidos…

Por ello, creo que esa enhorabuena es para todo el mundo.

Se trabajó en formatear un proyecto que sedujo al jurado por  los valores que inscribía ya que se alejaba del evento, del acontecimiento y hasta del cemento para hablar más de transformación y de la cultura como una herramienta para la transformación de la sociedad.

A mí me brindaron la oportunidad de traducir el primer documento en una especie de formulación escénica a caballo entre el teatro, la performance y el discurso.

Tanto en la primera defensa que era más humanista como en la segunda que era más de contenido  y también en la visita del jurado a la ciudad, me encontré con muy buen material. Y creo que las presentaciones calaron más que desde el discurso desde la emotividad.

Los grandes conceptos hay que traducirlos y  comunicarlos desde elementos cercanos y fáciles.  

Alguien acertó al arriesgarse y transformar las propias presentaciones del proyecto en una propuesta artística.

Quizás hubo presentaciones de otras ciudades muchos más “institucionales”, muchos coches oficiales, muchos trajes y corbatas y nosotros fuimos a Madrid en furgoneta. Quizás alguien de la oficina tuvo la osadía de jugar de esa manera y políticamente también  tuvieron la osadía y el riesgo de aceptar el reto y poner una acción en manos de un creador. Era coherente con el proyecto pero no deja de ser una actitud poco frecuente,  confiar tanto en una propuesta de carácter artístico.

Pero bueno eso  queda muy lejos, hace año y medio que se ganó la Capitalidad  y una cosa es ganarla y otra es hacerla.

Decía Juan Rulfo que “lo más revolucionario del mundo es la emoción” en el sentido de que no hay nada como la capacidad de una  emoción para  transformar el pensamiento de las personas. 

Yo siempre cuento una anécdota que me ocurrió en Valencia. Un abuelo iba con su nieto por la calle. Al niño se le escapó el balón que llevaba en las manos a la carretera, salió detrás y un magrebí que venía por la misma carretera, con las alfombras al hombro, soltó su mercancía y salvó al niño de ser atropellado.

Al rato, el abuelo, que quedó conmocionado dijo  “que me tenga que pasar esto a mí que odio a los moros con toda mi alma”.

Creo que este suceso ilustra lo que quiero transmitir y es que a este hombre 1000 horas de discurso no le hubieran cambiado su percepción en nada mientras que ¡una emoción!

A veces los grandes conflictos hay que asumirlos desde acciones asequibles y cercanas.

¿Cómo es un día de trabajo en la vida de Fernando Bernués?

Depende un poco de los días, pero bueno, en general, esta última temporada podría decir que ha habido dos grandes partes.

Desde que llegué al proyecto lo que más tiempo me ha llevado ha sido diseñar la estructura humana y el perfil profesional de las personas que se van a incorporar a la Fundación.

Todo eso acompañarlo del proceso de creación de la Fundación y de todo el entramado institucional que   es complejo.

He tenido que entender y bucear en la estructura  del proyecto y aunque yo lo conocía bastante bien la perspectiva cambia. Cuando se trabaja para ganar un proyecto todo son síes, el papel lo aguanta todo y todo es asumible…Y ya cuando tienes que jugar en un terreno de juego real la adaptación de todo ello se complica.   

La segunda parte, es un poco el día a día hasta ahora y hasta que se incorporen los nuevos puestos y los responsables de cada Faro. Se trata de intentar abarcar un programa enorme entre dos personas (Igor Otxoa, director de proyectos y yo)  y en el día a día recibimos cantidad de proyectos.

Ahora es un poco el momento en el que tenemos que parar y reestructurar el proyecto con los marcos posibles, y con los proyectos que se han incorporado después, para cuando se incorpore los nuevos perfiles tener un programa reestructurado, un primer esbozo para que podamos trabajar todos bajo un mismo esquema.

El día a día se traduce en miles de reuniones con agentes civiles que aportan propuestas de todo tipo. Y hay que combinar el ejercicio del día a día con esa mirada a tres años vista, que cada vez está más encima.

Y todo esto, con un equipo humano en estos momentos francamente justito.

Pero, básicamente, miles de reuniones desde las 8 de la mañana hasta cerrar el email a las 12,30 de la noche.

 

¿Cuáles son los aspectos que más valora en una persona?

Me cuesta hacer listas porque a veces no son los mismos aspectos en cada persona.

Valoro mucho la honestidad. Creo que para trabajar en complicidad la honestidad es vital. Entiendo que la honestidad es ese sitio en el que cada uno pone encima de la mesa sus criterios, sensaciones, sentimientos…

Me gusta la gente que tiene pasión por lo que hace. Qué no mide la vida exclusivamente en términos de rentabilidad económica o de competitividad. La gente que entiende el trabajo como una suma de complicidades, que asume su responsabilidad sin que nadie le marque el territorio cada día.

Y me gusta el sentido del humor.  Solía decir y sigo diciendo que  “la sala de ensayo es un sitio excelente donde vivir”.

Creo que es difícil generar un proyecto como éste desde el parcelamiento, es exigente, intenso. Hay una parte de exposición personal, inevitable.

Combinar este día a día tiene su miga.

 

En el plano profesional

Su trayectoria profesional se ha visto ligada a las artes escénicas, con grandes éxitos, y también al mundo del cine, audiovisual etc.

Ahora es director artístico de un proyecto grande que patronean Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco y cuyo puerto de destino es Europa ¿Cuál va a ser su papel en este barco?

Se trata de un proyecto que está conceptualmente bastante definido y que tiene muchas propuestas, dibujadas en trazos gordos.

Yo vengo a evolucionar, racionalizar e implementar el programa que se presentó y con el cual ganamos. Que pase del papel a la acción, que pase a construirse.

En definitiva, cómo  dimensionar los valores que se plantearon en el proyecto ganador para que se inscriban en las actividades y proyectos que el 2016 va a poner en marcha.

No debemos alejarnos de lo que queremos hacer pero a la vez tiene que ser viable.

Entramos en un etapa clave para la Capitalidad, a tan solo 3 años de su celebración, ¿cuáles son los retos que se plantean de cara a 2013, que objetivos persiguen?

Los hitos de cara a este año 2013 son cuatro:

La mudanza del equipo de trabajo al antiguo edificio de los Bomberos.

Se trata de generar un espacio simbólico para DSS2016EU. La utilización de la planta baja como plaza pública cultural, con un proceso de gestión co-participado entre la institución y la sociedad civil. Lo público no se define solo por lo institucional. Supondrá una gran oportunidad para socializar los procesos creativos y comunitarios que apuestan por el trabajo conjunto, la colaboración y las nuevas formas de hacer y relacionarnos.

La cuarta edición del Festival Olatu Talka-Rompeolas.

Se celebra a finales de mayo, una vez más, tendrá como objetivo servir de plataforma para repensar, hacer evolucionar, enriquecer y trabajar de manera compartida actividades artísticas y culturales fuera de los contextos habituales. Es una de las muestras que se va afianzando y que va adquiriendo un carácter y una determinación. Nos parece que es importante esa celebración del activismo amateur. Entendido el amateurismo en el sentido de la gente que vive la cultura como una experiencia propia.

El Tratado de Paz

Será una primera parte la que se dé en 2013 y que culminará en 2016.

Va a ser muy importante. Se trata de un proyecto de investigación y exposición coproducido entre la Fundación 2016 y el museo San Telmo, Zumalakarregi y otros museos del territorio para el próximo verano, y que formará parte de la programación de actividades prevista con motivo de la celebración del bicentenario del incendio y destrucción de la ciudad, en agosto de 1813.

En 2013 se ofrecerá un avance de esta gran exposición: 1813.

La Nao San Juan, Capital Cultural Flotante.

Constituirá la marca nómada y la embajada itinerante de 2016 y viajará por Europa para promover el conocimiento, la relación y la cooperación entre diferentes. Además de realizar una importante contribución en la reconstrucción de la embarcación, la Fundación tomará el papel de liderazgo en aquellas iniciativas que ayuden a dinamizar y desarrollar los procesos que coincidan con los valores de la Capitalidad y que ejerzan una influencia transformadora sobre la bahía de Pasaia y en el territorio que la rodea.

Precisamente, este año, Marsella y Kosice comparten Capitalidad. ¿Por qué razones debería visitar cualquiera de las dos ciudades este verano?

Yo visité Marsella en la inauguración de la Capitalidad por razones obvias y porque seguro que a lo largo del año se podrán encontrar puntos de atención, va a ser un referente al que seguir.

El modelo de Marsella está basado en un “modelo de acontecimiento”, festival de las artes, sostenido a lo largo del año, con grandes inversiones en equipamiento…Tiene ese gancho de la arquitectura de varios  museos que empezarán a funcionar a mitad de año. Tiene un programa festivalero, en el buen sentido de la palabra, con cierta potencia. Si vas a Marsella vas a conocer una ciudad, un territorio, con el valor añadido de encontrar  pequeñas perlas que probablemente es difícil descubrir de otra manera.

En este sentido, nuestro gancho es otro. Pensamos que San Sebastián tiene una gran capacidad de exhibición ya. Creemos que no se trata de inventar nuevos festivales o nuevas propuestas, queremos que haya propuestas extraordinarias pero creemos que vamos a poder generar pequeñas acciones en torno a cada actividad.

San Sebastián se va a convertir en un espacio de encuentro, desde muchas disciplinas que pasarán por aquí. No es un proyecto vinculado al acontecimiento pero si al enriquecimiento, al contacto y a la conexión con otros. La  dimensión europea para nosotros es importante, que empecemos a mirar a Europa con el referente del intercambio de conocimiento, dinámicas y experiencia. Todavía nos cuesta salir de nuestro ámbito.

Y creo que tenemos cosas que aportar a Europa. Esperemos que nuestra experiencia en pacificación sea importante. Creo que somos un pueblo que trabaja con una lengua minorizada y sin embargo consigue crear un nivel de activismo y de presencia importante.  Tenemos muchas cosas que comunicar y aportar  a Europa donde hay muchas lenguas minorizadas y con muchas dificultades

Creo que nuestra experiencia puede ser rica,  alentadora y necesaria

La actual coyuntura económica, así como el debilitamiento de los pilares sobre los que se sustentó la Unión Europea van a tener o están teniendo influencia en la Capitalidad 2016.

Por supuesto la coyuntura política y económica sí que influye pero igual no es para mal. Uno de los padres de la articulación del primer Tratado de la Unión Europea dijo: “si tuviera que volver a empezar a articular la unión empezaría por la cultura”.

Ahí está la capacidad que tiene la cultura para ponernos en el sitio del otro, para hacernos empatizar. Parece que los indicadores de éxito siempre se basan en criterios de rentabilidad económica y de competitividad y en esos indicadores nunca está el bien social, la cooperación, el conocimiento…La cultura puede ser, seguro, la manera de crear un tejido de relación que no se sustente estrictamente en esa mirada que tenemos hacia esa Europa en la que, confiamos o desconfiamos, en función de cómo nos va económicamente.

Quizás hay una reflexión de fondo, que mucha gente se está haciendo ya,  en torno a que no podemos construir un modelo europeo desde la economía y la política.

Nuestro sector creativo (en el sentido amplio del término), hablando claramente, se está desangrando a pasos importantes, la estructura se está desmembrando…

Posiblemente, en esta situación de crisis, el sector creativo sea después del sector de la construcción el más vapuleado y el más frágil. Esta situación de realidad nos lleva a preocuparnos porque la estructura  no se convierta en algo sin contenido.

Es como decir, para que queremos  circos si en la pista no hay acción.

Estamos en un momento en el que todos tenemos que replantear y redimensionar lo que tenemos desde todas las perspectivas.

Todos sabemos que hay que vivir de otra manera, plantearse el trabajo en red, y desde la colaboración no desde su atalaya particular, pero esto, que todos sabemos  pasa por cambiar y las cosas no cambian por sí solas. Por eso, en este sentido, creo que el 2016 es una oportunidad real para ello.

¿Se está produciendo un parón en Donostia 2016?

Es verdad que la comunicación de la Capitalidad tiene que pasar por momentos de gran intensidad y momentos de  fraguar mecánicas y organizar un poco las maneras,  donde el nivel de intensidad de ese trabajo no es tan perceptible

Y es necesario pasar de un momento como el de la carrera de la capitalidad  donde hay mucha carne en el asador  a otra etapa de trabajo más de cocina.

Con esto no quiero decir que efectivamente,  me gustaría que la Capitalidad estuviera más avanzada, más evolucionada de lo que lo está en algunos aspectos. Me gustaría que tuviéramos un equipo humano trabajando en condiciones y con  cierta capacidad, que la Fundación estuviera en marcha hace ocho meses, y no hace dos. Estaríamos mejor.

Ahora, está claro que cuando se ganó eso implicó replantearse el proyecto  y trabajar de puertas para adentro. ¿Qué se perciba eso socialmente como un parón?

Cada capitalidad es un mundo, por ejemplo, Marsella, prácticamente hasta hace seis meses no comunicó ni el programa que tenía. Es decir se hizo un trabajo muy de cocina, de elaborar.

Nos hemos acostumbrado a tener un punto de presencia muy importante y creo que hay momentos de cocinar y momentos de comer todos juntos. Ahora estamos en un momento de cocina interna.

De todas maneras, creo que 2013 no va a ser lo mismo. Las acciones e hitos y la llegada del equipo van a cambiar todo esto.  

La oficina de Estrategia trabaja en clave de ciudad de cara al futuro ¿Cómo va a transformar la capitalidad 2016 a la ciudad? ¿Qué va a suponer para la ciudad del futuro?

Va a posibilitar tener más conciencia de laEurociudad Vasca que somos y que queremos ser y que nos cuesta ser. Colocará la cultura  como elemento transformador.

La red a tejer es el territorio transfronterizo, no solo Euskadi, entendida como Comunidad Autónoma, sino también Aquitania. Podemos tener la  vinculación de muchos agentes que va a ser muy notoria, agentes que hasta ahora no se han conectado.

Con esto no quiero decir que la Capitalidad vaya a ser la Virgen de Lourdes, tenemos muchos problemas y la capitalidad es una manera, una oportunidad de intervenir en una dirección. Va a generar otras actitudes de complicidad que son muy necesarias pero que, como decía antes, no van a darse por sí solas, sino tenemos plataformas que lo hagan posible. 

La oficina de Estrategia de Donostia/San Sebastián trabaja con miras  a la ciudad que queremos ser de aquí a diez años. ¿Cómo se imagina Donostia dentro de diez años?

¿2023? Me gustaría imaginar una ciudad más libre y gozosa de sus ataduras sociopolíticas.

Me gustaría que mi hija que para entonces tendrá veintipico años, fuera una persona que entendiera su ciudad como un lienzo en blanco donde pudiera escribir páginas que no sospechamos. ¡Qué no tengamos la sensación de que no hay huecos porque todo está fiscalizado! Creo que la ciudadanía tiene que volver a ser dueña del tejido creativo y social. En ese sentido, tenemos una responsabilidad de reubicar el protagonismo de la sociedad.

Mira, cuando hicimos la primera presentación ante el jurado yo les pedí a cada uno de los que participaron que  terminasen con una mirada personal.

Y yo voy a terminar con una frase que no es mía, que es de Iñaki Salvador: “curiosamente, mi ciudad, cuantas más puertas me abre para que me vaya, más me invita a quedarme”.

Eso me gustaría que fuera Donostia, una ciudad abierta. Creo que es lo mejor que le puede pasar, que abra un poco el alma y tenga cierto perfume de libertad y de complicidad.

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