Seguirá siendo una ciudad muy bonita. Habrá más oportunidades para los jóvenes, la inclusión de los nuevos donostiarras continuará avanzando con paso firme, habrán disminuido las diferencias entre los barrios, tendremos un tren de alta velocidad que abrirá la ciudad a un mundo nuevo, …. Pero la ciudad también estará más envejecida.

Me gustaría que fuera una ciudad cohesionada, abierta, multicultural, sostenible y moderna. Una Donostia sostenible que afronte la situación de emergencia climática en la que estamos y que cuide y vigile de la buena salud y la calidad de vida de sus ciudadanos: con buenos accesos y comunicaciones, con mucha población joven y, te diría, menos consumista.
En definitiva: que tuviésemos más juventud, que fuera una ciudad más cohesionada con sus personas mayores e integrando también más a otras culturas.

Mi Donostia del 2030 es una ciudad que destacará por un turismo sostenible y de calidad, donde quien venga o quien viva aquí podrá disfrutar de lo mejor de la ciudad y de la naturaleza, de la mejor oferta gastronómica y de un comercio local diferenciado, con numerosas alternativas de moda sostenible. Mi Donostia del 2030 será además una ciudad rica en infraestructuras, servicios y alternativas de ocio para la tercera edad, colectivo social que cada vez irá cogiendo mayor magnitud y relevancia social.

Mi Donostia del 2030 es plural y emprendedora

Quisiera una ciudad que sin perder sus raíces está abierta al mundo, una ciudad en sintonía con sus ciudadanos y ciudadanas, con su entorno y con sus lenguas, con la ciencia y, en general, conocedor y vivo en cultura, una ciudad flexible con capacidad para integrar a personas y nuevas ideas.